Definición:
Es la cirugía para reemplazar la articulación de la rodilla lesionada o enferma por una articulación artificial (prótesis).
Descripción:
La operación se lleva a cabo bajo anestesia general, con la persona dormida y sin sentir dolor o con un medicamento insensibilizador aplicado en la espalda (anestesia epidural o raquídea).
El cirujano ortopédico hace una incisión quirúrgica sobre la rodilla afectada. Se aparta la rótula y se cortan los extremos del fémur y de la tibia (hueso de la espinilla) para que la prótesis encaje. Se corta la superficie inferior de la rótula para permitirle al cirujano la colocación de una pieza artificial.
Ahora hay implantes para hombres y mujeres para responder a las diferencias en la anatomía. No se sabe todavía si estos implantes durarán mucho más tiempo o tendrán mejor desempeño que los reemplazos de rodilla que no son específicos para un género.
Las dos partes de la prótesis se colocan en los extremos del fémur, la tibia y la superficie inferior de la rótula, utilizando un cemento óseo especial. Generalmente, se utiliza metal en el extremo del fémur y plástico en la tibia y la rótula, para la nueva superficie de la rodilla. Sin embargo, los cirujanos ahora están utilizando superficies más nuevas, incluyendo metal sobre metal, cerámica sobre cerámica o cerámica sobre plástico.
En algunos casos, se puede utilizar una mini-incisión quirúrgica para evitar cortar el tendón en la parte frontal de la rodilla. Esto permite una recuperación menos dolorosa y más rápida, pero tiene riesgos debido a la dificultad de la cirugía y a la falta de una vista clara para el cirujano.
Se puede insertar un catéter de Foley durante la cirugía para vigilar la función renal y el nivel de hidratación, el cual se retira al segundo o tercer día después de la cirugía. A la persona se la estimula para que intente caminar hasta el baño con ayuda.
Indicaciones:
El reemplazo de la articulación de rodilla puede recomendarse para:
- Artritis de la rodilla y disminución de la función de la rodilla causada por artritis
- Incapacidad para dormir durante la noche debido al dolor en la rodilla
- Dolor de rodilla que no ha respondido a otra terapia (incluyendo medicamentos, inyecciones y fisioterapia durante 6 meses o más)
- Dolor de rodilla que limita o impide la realización de actividades
- Algunos tumores que involucran la rodilla
El reemplazo de la articulación de rodilla generalmente no se recomienda para:
- Infección actual de la rodilla
- Obesidad mórbida (más de 300 libras o 141 kilos)
- Parálisis de los músculos en la parte frontal del muslo (cuádriceps)
- Cubierta cutánea deficiente alrededor de la rodilla
- Disfunción mental grave
- Enfermedad vascular periférica o problemas nerviosos (neuropatía) graves que afectan la rodilla
- Enfermedad terminal (por ejemplo, un cáncer que se ha diseminado)
Expectativas después de la cirugía:
Los resultados de un reemplazo total de rodilla con frecuencia son excelentes. La operación alivia el dolor en la mayoría de los pacientes y la mayoría de ellos no necesita ayuda para caminar después de la recuperación. La mayoría de las prótesis duran de 10 a 15 años, y algunas hasta 20, antes de que se aflojen y necesiten otra cirugía.
Convalecencia:
Después de la cirugía, la persona tendrá un apósito grande en el área de la rodilla. Durante la cirugía, se coloca un pequeño tubo para ayudar a drenar el exceso de líquido del área articular.
La persona también tendrá una vía intravenosa puesta para suministrarle líquidos hasta que sea capaz de beber. Asimismo, se utilizan unas medias especiales en las piernas para reducir el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos que son más comunes después de la cirugía en esta extremidad.
El médico prescribirá analgésicos y posiblemente antibióticos para prevenir una infección.
La estadía en el hospital generalmente dura de 3 a 5 días, pero el período total de recuperación varía de 2 a 3 meses hasta un año.
A la persona se le estimula a comenzar a moverse y caminar desde el primer día después de la cirugía. El paciente recibe ayuda para pasarse de la cama a una silla durante el primer día después de la cirugía. Mientras el paciente permanece en la cama debe flexionar y extender los tobillos frecuentemente para evitar el desarrollo de coágulos sanguíneos.
Algunos cirujanos recomiendan el uso de una máquina de movimiento pasivo continuo que flexiona la rodilla automáticamente mientras la persona está en la cama. Con el tiempo, se incrementará la frecuencia y cantidad de la flexión. La persona debe mantener siempre la pierna en la máquina cuando esté en la cama. Este dispositivo le ayuda a acelerar la recuperación y reduce el dolor, el sangrado y la infección.
Algunos pacientes necesitan una corta estadía en un hospital de rehabilitación para lograr una independencia segura en las actividades de la vida diaria. El paciente podría necesitar el uso de muletas o un caminador durante algunas semanas o incluso meses después de la cirugía.
La fisioterapia que se comenzó en el hospital se debe continuar después de salir hasta que se recuperen la fuerza y el movimiento. Se deben evitar los deportes de contacto; pero la persona debe ser capaz de realizar actividades de bajo impacto, como la natación y el golf, después de recuperarse totalmente de la cirugía.